Un depravado satanista, obsesionado con la idea de resucitar a Drácula, convence a tres caballeros para comprar unas reliquias pertenecientes al mismísimo Príncipe de las Tinieblas: su capa, un anillo y un frasco de sangre pulverizada. Reunidos en una vieja iglesia desconsagrada, practican un ritual en el que tienen que beber la sangre de Drácula. Los caballeros se niegan y acaban matando al joven satanista. Cuando Drácula vuelve a la vida, se venga de los tres hombres, utilizando para ello a sus propios hijos