Nagisa Oshima utiliza el género "pink" para enmascarar una alegoría acerca del materalismo del Japón de posguerra (el título traducido significa "Indulgencia"). Katsuo Nakamura interpreta a un hombre que, tras haber matado al violador de la joven alumna de la que está enamorado, es chantajeado por un funcionario de Agricultura que ha malversado cien millones de yenes y le hace guardar una parte del botín de un robo mientras él cumple una sentencia de cárcel.